Las marcas poderosas son las que tienen “vida propia” y suman valor a la compañía y a sus públicos de interés. El mercado está cada vez más disperso y esto dificulta captar la atención de los clientes. Ahora se requieren campañas adaptables a diversas plataformas y enfocadas en diferentes públicos.
Las marcas poderosas nacen de la combinación de aspectos emocionales y racionales. Por eso los gerentes de marca están empezando a prestarle más atención al perfil emocional de las estrategias del negocio. Para que sea el instrumento de unión entre la organización y sus clientes y consumidores.
Tener una marca poderosa en el mercado permite mayor lealtad y tener una mejor imagen del producto. De la mano vienen mejores respuestas del consumidor y una mejor posición para la negociación con los canales de distribución. También se reduce la vulnerabilidad frente a las crisis de imagen y a las acciones de la competencia.
La clave del éxito es la conexión emocional con la gente. Cuando el cliente siente que su preferencia es correspondida por la marca, se genera el sentido de pertenencia que evita que la competencia sea considerada como opción. Cuando las marcas son trabajadas como seres vivos y evolucionan en el tiempo, las emociones en el cliente hacen que permanezca fiel.