Con una inflación de más o menos el  10% el impulso de gastar del consumidor ha protagonizado un fuerte prolapso. En momentos marcados por la incertidumbre en lo que a la economía se refiere el consumidor mira más que nunca el bolsillo, posa la mirada en las marcas blancas y deja completamente de gastar en algunas áreas. 

Quito, 27 de diciembre de 2022.- La industria de los bienes de consumo está sufriendo con fuerza los azotes de la inflación, pero hay algunas excepciones a la norma, pues hay productos que se benefician del denominado «factor lipstick».

En virtud del «factor lipstick», los consumidores se refugian en pequeños lujos asequibles (los pintalabios, por ejemplo) para plantar cara a la austeridad emanada de la crisis. Después del 11-S las ventas de lápices de labios se dispararon ostensiblemente en Estados Unidos.

En la crisis actual, marcada por la pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación, firmas cosméticas como L’Oréal se benefician de las ventas al alza de pintalabios, perfumes y cremas premium. Pero también gigantes de los bienes de consumo como Unilever aumentan las ventas de marcas de helados como Magnum (que no dejan de ser un pequeño lujo).

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