Para Apple lo importante ha sido pensaren grande pero hacer que todo lo demás sea pequeño. Las reuniones de empresa deben empezar con grupos pequeños de gente cualificada, y mantenerlos de ese tamaño. Si el número de participantes crece, la complejidad también, por eso, debe existir una idea básica en la que todos los que estén en la habitación deben encontrarse ahí por una razón.

Cuando Steve Jobs organizaba una reunión, esperaba que todos los asistentes fueran una parte esencial de la misma, y que no sean espectadores. El se basaba en la idea de que los pequeños grupos están más centrados y motivados que los grandes, y la gente inteligente será más capaz de hacer un trabajo de calidad.

La manera más sencilla de perder la concentración, destrozar buenas ideas, y echar el tiempo a perder, está en dejarlas en manos de un grupo grande de personas. La razón por la que en muchas compañías tienden a crearse grandes grupos es porque la cultura de ésta es mayor que cualquier otra persona, motivo por el cual es difícil cambiar la forma en que se hacen las cosas.

A lo largo de la historia de Apple, y a medida que la marca ha ido creciendo, los equipos de los proyectos de esta empresa se han mantenido pequeños. Son pocas personas, con mucho talento y con grandes responsabilidades que generan ideas de calidad.

Frente a la idea de maximizar la productividad, cada empresa debe buscar su estrategia, ya sea aplicando su cultura de marca, creando unas líneas de acción corporativas o produciendo espacios que animen a los trabajadores a ser más productivos.

Es importante que las grandes compañías consideren que para planear una reunión, se deben tener en cuenta tres puntos claves: Sacar de la reunión a las personas que no aporten en nada, que las reuniones no duren más de 30 minutos, y hacer algo productivo que compense el tiempo que las personas han pasado en la reunión.

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